lunes, 21 de mayo de 2012

El adivino


Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un quídam, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior. se Levantó de un salto y corrió, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido. Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr, le dijo:


-Oye, amigo: tú que te picas de prever lo que ocurrirá a los otros,    ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?



Siempre hay personas que pretenden dirigir lo que no les corresponde, pero no pueden manejar sus propios asuntos.

El náufrago y el mar


Arrojado un náufrago en la orilla, se durmió de fatiga; mas no tardó en despertarse, y al ver al mar, le recriminó por seducir a los hombres con su apanencia tranquila para luego, una vez que los ha embarcado sobre sus aguas, enfurecerse y hacerles perecer.

Tomó el mar la forma de una mujer y le dijo:

-No es a mí sino a los vientos a quienes debes dirigir tus reproches, amigo mío; porque yo soy tal como me ves ahora! y son los vientos los que, lanzándose sobre mí de repente, me encrespan y enfurecen.



Nunca hagamos responsable de una injusticia a su ejecutor cuando actúa por orden de otros, sino a quienes tienen autoridad sobre él.

La mosca y la mula de transporte


Una mosca sentada en el árbol de una carreta, se dirigió a la mula que la jalaba, diciéndole, 

--¡Qué lenta que es usted! ¿Por qué no va más rápido? A ver si no la pincho en su cuello con mi picadura.

--La mula de transporte contestó,

--No me interesan sus amenazas; sólo pongo atención al que se sienta más arriba de donde está usted, y es quién acelera mi paso con su fusta, o me contiene con las riendas. Váyase lejos, por lo tanto, con su insolencia, ya que sé bien cuando debo ir rápida, y cuando debo ir lenta.


Si conoces tus deberes y sabes hacer bien tu trabajo, no hagas  caso a distracciones o insinuaciones ajenas.

EL águila,la gata y la cerda salvaje

Un águila hizo su estancia en lo alto de un roble ; una gata, habiendo encontrado un agujero conveniente, se asentó en el medio del tronco; y una cerda salvaje, con sus crías, tomó refugio en un hueco al pie del árbol. 




La gata hábilmente resolvió a destruir esta comunidad casual. Para realizar su diseño, subió a la estancia del águila, y le dijo:
La destrucción viene para usted, y para mí también, lamentablemente. La cerda salvaje, a quien usted ve diariamente escarbando la tierra, desea desarraigar el roble, y entonces ella, en su caída, agarrará nuestras familias como alimento para sus crías.
 


Habiendo asustado así terriblemente al águila, ella se arrastró abajo a la cueva de la cerda, y le dijo:
-- Están sus crías en gran peligro; ya que tan pronto como usted sale con su basura para buscar alimento, el águila está lista para saltar sobre uno de sus pequeños cerdos.
Habiendo infundido este terror en la cerda, la gata se fue y simuló  esconderse en el hueco del árbol. Cuando la noche vino ella salió adelante con pie silencioso y obtuvo el alimento para ella y sus gatitos, pero fingiendo tener miedo, ella guardó vigilancia hasta el final del día.

Mientras tanto, el águila, llena de terror por la cerda, se quedó quieta en las ramas, y la cerda, aterrorizada por lo dicho del águila, no se atrevió a salir de su cueva. Y así ambos, junto con sus familias, fallecieron de hambre, y se convirtieron en provisión amplia para la gata y sus gatitos.


Nunca te dejes dominar por los terroristas, pues sólo buscan tu ruina y destrucción.






martes, 8 de mayo de 2012

La rana gritona y el león

Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.

Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo:

-- ¡ Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos ! dice


Quien mucho habla, poco es lo que dice.